11/28/2006

REFLEXIONES DE UN DÍA CUALQUIERA

¿ Que somos en una tarde de invierno
sino el desaliento de una nube
que busca su lluvia ?

Cuando la vida nos invita a deshoras
me pregunto:
¿Quién enhebrará mis ojos?

El descompas es un desatino
perdido en los tiempos.

Nuestro andar por los años
es una asignatura deshojada
en los párrafos de la vida.

El descontento
es una quebrada en la voz
de los ritmos descompuestos.

Solo un transito
de apresurados retrasos.

El silencio nos mira
saturado de voces.

Los latidos del bosque
relatan historias de amor y de odio
a las amapolas inertes
en la prisión del otoño.

El Coleccionista De Momentos

MIS PÁJAROS

Sobre armarios de otoño
se abrigan los fantasmas de almidón.

Aprendices de castaño indeciso
descubren
el verano que se aleja.

Sus cuerpos sobresaltados
se ofrecen al viento que despertó.

Sus labios de caracola
recitan en las olas
buscadoras de amor.

La crueldad les acecha
donde el bosque llora.

Su fragilidad de espejo
observa aturdida
nuestro interior de mazmorra.

La puerta de sus nidos
se oculta insegura
y sus latidos se detienen.

Mis pájaros me quieren
y me regalan sonrisas.

Mis pájaros me hechizan
como una octavilla rebelde
que vuela con rostro confiado.

El Coleccionista De Momentos

EL CARTERO

El correo temprano
llevó una carta a Violeta
de libertad prisionera.

Un golpe de silbato
anunciaba la llegada
de palomas mensajeras.

Águilas con carteras de cuero
bordadas de florecillas,
llevan a padres distanciados
un aliento de consuelo.

Gorrioncillas que vuelan
a lomos de saltamontes amarillos,
regresan con besos prohibidos
que duermen en blancos pañuelos.

Existían sobres enlutados
que viajaban timbrados de duelo.

Los carteros son ecos
que quiebran la distancia.
Ondas de luz entre molinos
que nos hablan del viento.

Del sol del verano,
de la lluvia del invierno.

El Coleccionista De Momentos

QUÉ QUIERO SER

Quiero ser un poema para todos.

Quiero ser aire
ante los indecisos,
ante los intolerantes
que miran al cielo
sin ver los iones
que franquician sus insolvencias.

Quiero ser bandera carcomida
en el desconsuelo de baúles.
Espada aturdida
que recita en los duelos
al compás de las golondrinas.

Quiero ser incendio
en las llamas de un trayecto
solo de ida.

Y sobre todo
quiero ser lluvia.
Lluvia que borre las lagrimas innecesarias.
Las huellas involuntarias.
Las frases reprimidas.

Qué quiero ser, si ya soy
un ave herida
que solo el viento alza
para ver la bahía.

Solo polvo en los ojos.
Tantas veces: solo desierto.
Solo voz imparable.
Solo proyecto inalcanzable.

Y a la vez
melancolía turbia
que el vaso vierte mi garganta.

Espantapájaros nómada
que traslada su equipaje
de nidos y estambres.

Adormidera risueña
que el cuerpo espanta
para regresar a su piel de niño.

El Coleccionista De Momentos

CHAVARINO

El aroma de la vega granadina
despierta a los pajarillos perezosos.

Campos armoniosos
en su calidad de madre.
Salvajes en su condición de fértiles.

Las ranas cantan al camino,
y en la venta
el vino desorienta el reloj.

Las acequias generosas
reman en los duelos de azadones.

Al atardecer, las cumbres se adormecen
de palidez, pariendo un aguacero
de colores
que se pierden por los montes.

Un amalgama de siluetas
delatan a pescadores de ortigas
sembrando nubarrones.

Rebosa de nuevo
el vino entre las jarras
y se armonizan los recuerdos.

El semblante del ventero
vierte su alma de guitarra.

Cacareo de gallinas.
Cotilleo de hortelanos.

Ventana misteriosa
de los chopos cimbreados.

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11/27/2006

CONFIDENCIAS CON LA LUNA

Quiero ser besana agreste
donde los arados de la noche
se confundan con la luna.

Tímida luna
que observa la noche
con traje de comisura.

Tímida noche
que buscas la luna.

Quiero ser marea dormida
y que tu aliento
me despierte.

Luna de comisura
tímida y agreste.

Quiero ser un coyote
que sobre tu rostro
dibuje el horizonte.

Luna hechicera
que mira los montes.

Tímida luna
de seda y espuma.

El Coleccionista De Momentos

CAMPOS DE MARIONETAS

Silenciosas torres de hielo
se alzan al viento
en la noche fría.

Las manos se separan de los dedos
llorando melancolías
y segando el jardín de los sueños.

Ancianas nubes
deambulan perdidas
en campos de lluvias.

Infinitos campos
de marionetas de cartón,
con los ojos de ceniza
y el corazón de alambre,
buscan su veleta
en la borrasca incierta de la vida.

Arroyuelos congelados
donde las almas se miran.
Transportes de fuego y risas.
Calaveras blancas y jóvenes
que se amontonan en las oficinas.

Llora el rompeolas lágrimas de patera
en la garganta del mar de los hombres.

Olivos de campos lejanos
recogen cosechas de hormigón.
Serpentean delgados
los hilos de las hogueras
y regresan las marionetas
sobre un techo enrojecido
que devora libertad.

El sol avergonzado
en la sabana despierta.

El Coleccionista De Momentos

NUEVAS LLUVIAS

Con el nuevo tintineo en los cristales
despiertan las primaveras de las sobremesas.

Los solitarios demacrados de invierno
sueñan con viñedos alegres
que pasean diáfanos
en el transitar de la carretera.

Dicen los sabios de la edad
que los brotes en los charcos
son despensas de agrado,
entre el amor
y las noches con paciencia.

Los pajarillos
libres de engaño
se zambullen
en el llanto de las nubes.

Los tejados
son pañuelos apresurados
que retornan a los ríos del cuerpo.

El Coleccionista De Momentos

EL VERANO

Un tortuoso silencio
convierte el asfalto de las ciudades
en un manantial de infiernos.

Los cuerpos perezosos
se obligan a movimientos
que delatan su corazón de pozo.

Miradas atropelladas de distancia
subliman espejismos
donde los escaparates mal vestidos
manifiestan su disconformidad.

Las calles huecas
y las prisas de las carreteras
detestan la pasividad de las horas sin vida.

Cuentan los almanaques los días.
Los días piensan en los almanaques
que esperan tranquilos
romper la monotonía de las estaciones.

Las mariposas sobreviven a sus alas
y las parras se embriagan
de racimos habladores.

Las noches de conversaciones
observadoras de grillos
esperan una mañana de despertares.

Quisiera romper el verano
las puertas y las sombras.
Viajar sobre la luna
por un mar enfadado de olas.

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BESOS DE DUENDE

( a la memoria de Paco Enamorado)

Árbol.
Solo árbol.
Nido de fugaz campanario.

Solo árbol,
mensajero de palabras
que desconciertan los abecedarios.

Las calles te regalaron
alas de cáñamo,
nenúfar a la deriva.

Estanque placentero
que mira los álamos.

Pájaro y árbol.
Y nido solitario.

Desdibujaron los lápices
los cuadernos desordenados
de la tarde,
almendro mal herido
por la escarcha.

Campo aturdido
inseminado por cigarras.

Ausencia innecesaria,
como todas las ausencias.

Barcaza a la deriva.

Paco Enamorado:
Encantador de miedos.
Pergamino de piratas.

Paco Enamorado
dejó los adoquines mojados
sin invierno.

Duende Blanco :
Nos veremos.

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SECRETOS DE LA LLUVIA

Al fin regresó la lluvia
para desempañar mis ojos
infinitamente desérticos.

Infinitamente desnudos, y
ansiosos de lluvia.

Al fin regresaron
los charcos hambrientos
para devorar mis pisadas.

Regresaron las alas del invierno
para volar al cielo
y ofrecer sus lágrimas.

Regresaron todos los recuerdos,
para preservar en mí sus besos.

El Coleccionista De Momentos

PUEBLO

Campos verdes
verdes campos,
quien quisiera ser campo
de lirios blancos.

Olivos de mis campos,
semillas de tus manos.
Verdes campos
de olivos y lirios blancos.

Caracola de tus labios,
amapola de tu cara,
rojo atardecer
como las trencillas de mi amada.

Ojos negros
negros ojos,
que amanecen de oro
por los rastrojos.

Torres de Pero Gil
pueblo blanco,
por olivares de Guadalquivir
te han visto paseando.

El Coleccionista De Momentos

EL COLECCIONISTA DE MOMENTOS

Mueven los molinos el aire.

El aire ama a los molinos
que indiferentes contemplan
a los gigantes que les manejan.

Besan los ríos solitarios
las cumbres con cara de infancia
y cuerpo de ataúd de pobre.

Colectivos de hormigas
derrochan su desnudez sin atributos.

¿ Alguien dijo que las ventiscas
solo son cosas del aire ?

¿ Alguien dijo que los vientos
son fetos que dormitan
con veletas indecisas ?

Nuestro rostro
es de gusano bien vestido.

Y los baremos
que nos visten de apremios,
solo son espejos
buscadores de momentos.

El Coleccionista De Momentos

CUANTAS COSAS DEJARÉ

Dejaré que la lluvia
apague el fuego de las tormentas.
Dejaré que susurre
a los rebeldes que bostezan.

Dejaré de soñar
esperando que la primavera
me despierte.

Que el tiempo pase
sin mirar,
gritando al mundo que se pierde.

Dejaré que mi orgullo
se rompa como el vidrio
en una noche sin sombras.

Dejaré mis ojos empañados.
Mis labios embalsamados.
Mis manos abiertas.
Y mis pies descompasados.

Y miraré las calles desiertas
y el silencio obligado
que nunca miente.

Cuantas cosas dejaré
cuando las hojas secas
respondan enfadadas al viento.

Cuando la noche oscura
desembarque en el puerto
de la locura.

Cuantas cosas dejaré
cuando las soledades
dejen de ser fronteras desiguales
cinceladas en mapas adversos.

El Coleccionista De Momentos

CAMPOS DE SARAMAGO

Delgados supervivientes
pastorean mirando al sol.

El terronal
se torna de esplendor
cuando alfombran sus pies
de vida indiferente.

Espontáneos manojillos
que bordean los caminos, estampan
horizontes amarillos y verdes.

Cenicientas en floreros de la tierra
con las manos de arcilla.

Nodos de la luna nueva
escalan los tejados
suspendidos de serenata,
entre aplausos
de lechuzas encantadas.

Se sorprenden las farolas
cuando te miran con disfraz de galán.

Cuando abre sus postigos la primavera
mis ojos se inundan de Saramagos
y de riberas portuguesas.

De hombres necesarios, que derrotan
los calendarios de las guerras, aventando
con la pluma y con la voz, con el cuerpo
y con el alma: semillas de esperanza.

Gracias José, por ser un Saramago
de mis campos.

El Coleccionista De Momentos