12/14/2012

AGUACERO

Ha llegado la lluvia.

Repentinamente acarició mi cara  
sabiéndome lluvia.

De la ciudad
emergen pequeños soles,
cañaverales de cristal.

Los coches
hablan lenguas muertas,
 hojas negras vierten en las aceras.

Fragancia de lluvia
irrumpe en los sentidos,
impregna los labios,
endulza la saliva.

Delgada transparencia
derrama el agua en los ojos.

Armoniza mi cuerpo.
Tiene la lluvia
dulce voz,
la siento cuando me llama.

Ella
sabe mi nombre.

Cigarras De Alambre

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