11/28/2006

CHAVARINO

El aroma de la vega granadina
despierta a los pajarillos perezosos.

Campos armoniosos
en su calidad de madre.
Salvajes en su condición de fértiles.

Las ranas cantan al camino,
y en la venta
el vino desorienta el reloj.

Las acequias generosas
reman en los duelos de azadones.

Al atardecer, las cumbres se adormecen
de palidez, pariendo un aguacero
de colores
que se pierden por los montes.

Un amalgama de siluetas
delatan a pescadores de ortigas
sembrando nubarrones.

Rebosa de nuevo
el vino entre las jarras
y se armonizan los recuerdos.

El semblante del ventero
vierte su alma de guitarra.

Cacareo de gallinas.
Cotilleo de hortelanos.

Ventana misteriosa
de los chopos cimbreados.

El Coleccionista De Momentos

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