11/27/2006

EL VERANO

Un tortuoso silencio
convierte el asfalto de las ciudades
en un manantial de infiernos.

Los cuerpos perezosos
se obligan a movimientos
que delatan su corazón de pozo.

Miradas atropelladas de distancia
subliman espejismos
donde los escaparates mal vestidos
manifiestan su disconformidad.

Las calles huecas
y las prisas de las carreteras
detestan la pasividad de las horas sin vida.

Cuentan los almanaques los días.
Los días piensan en los almanaques
que esperan tranquilos
romper la monotonía de las estaciones.

Las mariposas sobreviven a sus alas
y las parras se embriagan
de racimos habladores.

Las noches de conversaciones
observadoras de grillos
esperan una mañana de despertares.

Quisiera romper el verano
las puertas y las sombras.
Viajar sobre la luna
por un mar enfadado de olas.

El Coleccionista De Momentos

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