Los pies de los malditos,
de los turbios asesinos,
yacen en el lodo.
Esgrimen la tarde
de polvo y esquirla.
Maquillajes abaratados
en la lonja del aire.
Enanos trasparentes.
Invisible cortafuegos de arañas.
Sedientos y mudos
escapan de su sombra.
La Melancolía De Los Relojes
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