4/10/2007

BUENOS DÍAS

A menudo,
cuando las miradas
hieren los ojos
y los coches
insultan al asfalto,
los buenos días
deambulan entre la gente.

Se desarticulan
como el mimo
que busca una voz en su sombrero.

Se suceden
los desfiles de estatuas
para escapar del habla.

Los buenos días
toman apariencia de octavillas.

Se disuelven en el agua.

La Melancolía De Los Relojes

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